La vida se parece mucho a hacer malabares.

Y a medida que crecés, se van sumando más pelotitas para mantener en el aire.
- hacer deporte
- tener una vida social activa
- cuidar mi salud mental
- mantenerme motivado en el trabajo
- visitar a mi familia
- etcétera, etcétera, etcétera
Cuesta muchísimo sostener todo, pero qué bien que se siente cuando sentís que todo está en perfecta sintonía.
Por unas pocas semanas, o meses si sos muy disciplinado, sentís que tenés la rutina de Jeff Bezos y que nada te puede sacar de tu eje. Pero de repente algo te descoloca: una gripecita, le pasa algo a un ser querido, se te rompe el auto.
A veces me gustaría ser un robot e ir en piloto automático. No saltearme un día del gym, comer sano todos los días y en los horarios correspondientes, dormirme temprano, mantener mi casa siempre limpia, ordenada y abastecida. Solo por nombrar las cosas que más me cuestan…
Escribo esto porque durante dos meses adopté la sana costumbre de levantarme bien temprano, dejar el celular en el cuarto y escribir a mano cualquier cosa que tenga en la cabeza. Parece una boludez, pero es algo que me ordena.
Hace poco, con mi familia atravesamos un momento difícil y se me cayeron todas las pelotitas.
Ahora me toca, una a una, tirarlas para arriba y mantenerlas en sintonía.
No es fácil, pero es la única forma que conozco.